a favor de quitar septiembre (a mi manera)
Supongo que muchos habréis escuchado la polémica que ha surgido (como en tantos junios) sobre la desaparición de los exámenes de septiembre. Ya se hace en otras comunidades con distintos análisis de éxito o fracaso, dependiendo de qué interese contar. En general, los profesores están en contra. El argumento más habitual es que eso significaría examinar a los chicos en julio y empezar el 1 de septiembre, pero no es el único. Aquí podéis ver los argumentos a favor de septiembre que esgrime Javi, un compañero al que aprecio y con el que suelo coincidir en temas de educación. Pero no siempre coincido. Expongo aquí mi idea de cómo creo que debería ser (propuesta muy personal), por qué y los fallos que tendría (que también los tiene):
Cómo creo que debería ser el final y el inicio de curso: Desde mi punto de vista los alumnos deberían haber acabado las clases (pizarra, explicaciones, ejercicios) el 1 de junio. La primera semana de junio sería semana de exámenes y posibles recuperaciones por parciales. Sobre el 10-12 de junio se evalúan los alumnos y el 15 ya están las notas dadas. Aquellos que hayan aprobado y no quieran subir nota, a su casa. Aquellos que hayan suspendido o los que quieren subir nota, tienen otra oportunidad la primera semana de julio. El 8 de julio ya están las notas definitivas puestas y hale, a disfrutar (o no) del verano. Los equipos directivos tienen los grupos cerrados en julio y el cupo de profes asegurado. Abogaría por elegir grupos antes de irnos de vacaciones y empezar en septiembre sabiendo qué vamos a dar y dónde vamos a trabajar. Primera semana de septiembre: trabajo coordinado de profesores entre departamentos y dentro del mismo departamento. Proyectos, puesta en marcha del curso, organización de espacios. Inicio de curso: sobre el 10 de septiembre. Ventajas que le veo: -Todos los alumnos tienen su verano. También los padres. Sé que muchos profesores creen que el argumento a favor de quitar septiembre solo lo defienden los padres, que quieren tener a sus hijos en la "guardería" durante julio y luego poder irse de vacaciones tranquilamente. Lo primero no creo que sea mayoritariamente cierto. Lo segundo puede que sí y me parece bien. Y no, no tengo hijos. -El curso queda organizado en julio. He formado parte de un equipo directivo y los follones que se lían en julio y septiembre con cupos de profesores y horarios no tiene nombre. Eran fines de semana enteros allí encerrados frente a miles de folios, pantallas de ordenador, llamadas de la consejería y demás. Los profesores llegaban en septiembre sin conocer el centro, sin saber qué iban a dar, dándoles unos horarios un lunes y teniendo que empezar con esos alumnos un martes. Así no se puede trabajar. Tenemos que poder tener tiempo de preparar un curso. Por ejemplo, el curso que viene quiero coger dos 2º de ESO para trabajar con ellos con un proyecto. Lo prepararé en julio porque lleva muchísimo tiempo y cruzaré los dedos para que en septiembre, en el reparto de grupos, pueda coger esos dos. Si no organizo el trabajo antes, sería imposible. Si no puedo coger los grupos, será absurdo haber trabajado en julio. Y eso por no hablar de los cientos de profesores que llegan y les ponen a dar una materia que no es la suya y no saben ni por dónde cogerla porque tienen que empezar el día siguiente. No, así no se puede trabajar y no se hace en ningún sitio que conozca. -Los alumnos que casi aprueban, que tienen un 3 o un 4, creo que pueden pegarle un empujón a las asignaturas que les han quedado. Lo veo más que viable, más o menos las tienen frescas, y si les queda alguna pendiente para el curso siguiente no pasa nada. En este punto hay un inconveniente que trato más abajo, claro. Inconvenientes que le veo: -No se me pasa por alto que los profesores tendríamos así que estar 15 días más en julio. Sé que esto no le gusta a nadie que sea profesor y que se supone que nuestro sueldo es menor que el de los funcionarios del mismo grupo debido a que no trabajamos en julio a pesar de no estar técnicamente de vacaciones y estar al servicio de la administración (nos pueden llamar para, por ejemplo, ser tribunal de oposición y tenemos que estar disponibles). Creo que en tal caso habría que 1) recalcular el sueldo o 2) repartir esos 15 días a lo largo del curso, que es lo que veo mejor, tal y como está proponiendo en Cantabria. -Se le quita la oportunidad a algunos alumnos que sí preparan las asignaturas de forma seria durante el verano, con profesores particulares o academias. En realidad, yo creo que no se le quita: si un alumno ha suspendido 3 asignaturas con una nota entre 3 y 4, tiene de esta forma más de dos semanas para centrarse en esas asignaturas y sacárselas. Si le han quedado más asignaturas y tiene en ellas un 2 o menos, sinceramente creo que no merece muchas más oportunidades: ha estado sin hacer nada todo el año, conmigo delante, explicándole lo que quisiera, y ha sacado un 1 o un 2... ¿va a pagar ahora a un profesor todo el verano para aprobar las 6 que le quedan? No tengo claro que lo merezca, pero es que, además, creo que en 10 años que llevo de profesora nunca lo he visto. El fracaso en septiembre es prácticamente absoluto. Prefiero centrarme en los pocos alumnos a los que les haya quedado mi asignatura, volver a repasar yo con ellos las cosas en las que flojean más, que se centren en pocas que casi aprueban y las saquen. Los que no han dado un palo al agua en todo el año son los perjudicados, sí, pero ya digo que me importa menos. Aquellos a los que les cuesta una barbaridad el curso y les han quedado 7 también se ven perjudicados, pero si en 9 meses no han logrado sacarlas, creo que en mes y medio tampoco lo harán y no pasa nada por repetir curso si se tenían tantísimas dificultades. Y antes de cerrar el tema quiero dejar claras dos cosas: insisto en que creo que esos 15 días de julio deberían repartirse a lo largo del curso (y sé que es algo que no le gusta a los padres), hay trimestres que se hacen larguísimos y para los que la cabeza (de ellos y nuestra) no da para más. Y lo segundo: la gran apuesta por la mejora de la educación debería venir de dos flancos que nada tienen que ver con esto. Uno es el cambio de currículos hacia contenidos mucho más significativos (o, cuando menos, un control de que esto se lleven a cabo de facto, ya que se sigue enseñando lo mismo y de la misma forma que hace 20 años). Si Singapur ha demostrado que su cambio en la educación matemática ha sido radical, ¿por qué no lo analizamos y aprendemos de él? El segundo es una bajada de las ratios, algo absolutamente fundamental para que la educación mejore. Es absurdo pensar que voy a poder atender a 30 niños (ver post anterior) en estas condiciones. Ahí desaparece el currículo, los proyectos, la atención personalizada, la captación de problemas de aprendizaje y cualquier atisbo de atención a la diversidad. Ahí es donde más deberíamos dirigir la protesta la comunidad educativa en general. Lo de septiembre/julio comparado con esto es aguachirri. |2016-06-25 | 10:38 | educacion | Este post | | Tweet
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