el loira en bici
Pues sí, ahora que estoy un poco ciclista me he atrevido a recorrer parte del río Loira en bici con dos amigos. La experiencia ha sido estupenda y he aquí un resumen del viaje por si alguien se anima a hacerlo.
El Loira à vélo es un itinerario en bici que va casi todo el rato paralelo al Loira, desde su nacimiento hasta la desembocadura en Nantes. En total son unos 800 kilómetros ciclables muy bien acondicionados para las bicicletas (nosotros recorrimos 300). La mayoría de los tramos son caminos solo para bicis y los pocos que son compartidos con vehículos son carreteras secundarias por los que es difícil encontrarse con algún coche. Es un recorrido prácticamente llano, aunque cuando se desvía para visitar pueblos o castillos puede sorprendernos alguna cuesta que otra. Todo el recorrido está señalizado específicamente para ciclistas, indicando las direcciones por las que hay que ir en los cruces o los kilómetros que quedan para el siguiente pueblo. Aún así, hay una aplicación para móvil recomendadísima que te informa de todo lo que puedes encontrar por el camino, desde los servicios que hay en cada pueblo o los puntos de interés turístico a los recorridos más aconsejables: La Loire à vélo (la app se llama igual). Durante el recorrido uno se encuentra a muchísimos ciclistas. Lo que más me ha sorprendido es la cantidad de parejas jóvenes con niños pequeños. Los niños o van en minibicis o, si son muy pequeños (hemos visto hasta bebés) los llevan en un carrito detrás de la bici. También nos hemos cruzado con un montón de parejas de más de 60 años en plena forma que disfrutan de unas vacaciones no tan convencionales. Nos hemos alojado en hostales y hoteles porque no nos apetecía llevar tienda de campaña, ya que nos íbamos moviendo de ciudad casi todos los días, pero hay gente que prefiere tomar como campamento base un punto e ir moviéndose desde allí, con lo que es más factible lo del camping (la verdad es que nos hemos encontrado muchos). Los hostales están acondicionados para bicis y todos contaban con aparcamientos y facilidades (y muchos ciclistas que hacían lo mismo que nosotros). Por supuesto, el recorrido está plagado de castillos impresionantes. Nosotros hemos entrado a algunos espectaculares que forman parte de la historia de Francia. Lo peor es que para visitar algunos hay que desviarse del río unos kilómetros y eso a veces significa alguna cuestecilla, pero nada insalvable :) Aquí va el repaso día a día: Día 1: Llegamos a París por la tarde, vuelta por el centro y poco más. Día 2: Cogimos un tren temprano hacia Orleans. Allí recogimos las bicis de alquiler, que nos encantaron. Son robustas y fáciles de llevar, vienen equipadas con portaequipajes para las alforjas, casco, kit de reparación, luces y candados. Hay muchísimas empresas que las alquilan, nosotros lo hicimos con RandoVélo y salieron por 59 euros los seis días que estuvimos con ellas. Tienen la sede en Blois, así que hay que pagar un pequeño suplemento por cogerlas y dejarlas en un sitio distinto a Blois, pero si se reservan con tiempo se pueden alquilar en empresas que tienen sede en todos los pueblos importantes. Este día lo pasamos al completo visitando con la bici Orleans, una ciudad histórica con un casco antiguo curioso lleno de casas antiguas. La catedral también impresiona. Ah, y Juana de Arco está por todos sitios. Por la tarde dimos un paseo por los alrededores y alucinamos con la que tienen montada allí: playas en el río, multiaventura, figuras hinchables en el agua llenas de chiquillos saltando, pistas deportivas... En fin, todo muy bien aprovechado. Ya nos empezó a sorprender la anchura del río, espectacular en ese primer tramo y con una velocidad notable. Día 3: Primer día de bici serio y trayecto más largo, 70 kilómetros de golpe. La verdad es que llegué un poco para el arrastre pero el camino fue precioso. Todo el rato se va entre vegetación, agua, maizales o viñedos. Tuvimos muchísima suerte con el tiempo y un sol de lujo nos acompañó prácticamente todos los días del viaje (este día, de hecho, hizo bastante calor y acabamos los tres pedaleando casi sin ropa). El destino era Blois, una de las ciudades principales del recorrido (tienen varios castillos importantes a menos de 20 kilómetros). En Blois nos quedamos 3 noches porque había mucho que ver cerca, pero este primer día lo dedicamos a ver la ciudad por la tarde. Día 4: Visita al castillo de Chambord, unos 55 kilómetros en total. Preferimos no entrar, pero los exteriores eran impresionantes (y el caminito de llegada en bici al castillo también). Día 5: Este día yo me quedé en Blois por la mañana porque me dolía un poco la rodilla derecha y no quería que me fastidiara el resto del viaje. Mis amigos fueron al castillo de Cheverny, entraron en él y les encantó. Yo me quedé visitando Blois en bici, entrando al Museo de la Magia (un homenaje a Robert Houdini, a Méliès y a los inicios de los efectos especiales) y a la Fondation du Doute, una especie de museo de cosas raras. Se trata de un museo de arte contemporáneo pero con un concepto de arte cuestionado en todo el recorrido. Y la entrada es espectacular: Aunque Blois no tiene mucha vidilla social, esa noche acabamos en un garito muy chulo en el que empezó a tocar un grupo que nos gustó mucho: Pere et fils. Día 6: Salida hacia Amboise, un sitio con bastante más vida y en el que disfrutamos de lo lindo con todo el recorrido (otros 55 kilómetros). Por el camino pasamos por el chateau de Chaumont-sur-Loire, espectacular (y con un jardín enorme lleno de arte contemporáneo): Amboise destaca por su castillo (una fortaleza en toda regla) y por el castillo Clos Lucé, que fue residencia de Leonardo da Vinci y es donde está enterrado (no entramos porque era carísimo). Día 7: Este día teníamos que llegar a Tours pero fuimos antes a uno de los castillos más importantes de Francia, Chenonceau. Por dentro es espectacular, lleno de habitaciones perfectamente conservadas o artilugios de cocina. Catalina de Medicis, Enrique IV, Diana de Poitiers, decenas de curiosidades y muchísima historia, desde sus inicios hasta su uso en las guerras mundiales. Merece mucho la pena su visita. Después de comer salimos hacia Tours, donde dejamos las bicis (se portaron fenomenal, ni un pinchazo ni caída ni nada). Tours es una ciudad totalmente sorprendente. Acostumbrados a cierta tranquilidad en las ciudades que visitamos, nos sorprendió encontrarnos con calles rebosantes de gente y de bares, rincones preciosos y decenas de restaurantes. Inconvenientes: los mismos que en el resto de sitios, que las cocinas cierran prontísimo (a las 9 en la mayoría de los sitios) y que la cerveza es bien cara. Pero nos las apañamos. Además, cuenta con una catedral alucinante que no tiene nada que envidiar a Notre Dame de París. También nos enteramos de la historia de San Martín, obispo de Tours que murió en un pueblo cercano; los habitantes de Tours robaron en noviembre el cadáver del santo y lo trasladaron por el río, donde empezaron a florecer los árboles y a mejorar el tiempo cuando pasaba el barco... y de ahí viene el veranillo de San Martín. Día 8: Salida muy temprano hacia París, donde hicimos un free tour y donde llovió de lo lindo. Pero ya nos daba igual, el viaje había sido fantástico :) Si a alguien le llama la atención el viaje y quiere información que le pueda proporcionar, ya sabe. A ver si edito algunas fotos que tengo en raw y las subo dentro de unos días. Actualización: ya he editado unas cuentas, están aquí. |2014-08-09 | 12:47 | | Este post | | Tweet
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Van diciendoMail-andololaberinto-arroba-gmail.comPapeles viejos
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