mi vida en una mesa electoral
Tengo un montón de cosas a medio escribir para el blog pero lo que no tengo es tiempo para acabarlas. Prometo retomar pronto la parte matemática y/o literaria, pero ahora no puedo evitar contar cómo fue para mí el día de ayer.
A las 8 de la mañana estaba convocada en un colegio electoral. En mi papeleta ponía "suplente", sin más. Como en las cartas de los otros cinco suplentes. Faltaba una vocal de la mesa y pregunté cómo se decidía quién era la persona que la supliera. Me dijeron que no tenían ni idea (¡!) y al rato llamaron a los de arriba y nos dijeron que nos ordenarían por la fecha de la carta. Como había empate, pregunté de nuevo cómo se decidiría. Me dijeron de nuevo que no tenían ni idea (¡!) y al rato llamaron a los de arriba y nos dijeron que nos ordenarían por... ¡orden alfabético! El colmo. En fin, el caso es que me tocó. Y eso que soy Morales. Constituimos la mesa. El presidente era un chaval de 20 años con poco interés en política que está tratando de entrar a un Ciclo Formativo de Grado Superior. Lo hizo muy bien a lo largo del día, fue responsable y majete. El otro vocal era un funcionario de Correos enorme que desde el primer momento dijo que no pensaba votar. Uno iba leyendo el nombre y DNI, otro iba tachando el nombre en el censo y yo apuntaba el nombre con el número del censo. Seiscientos veintitrés nombres. Un 55% de participación en mi mesa, en un barrio militar tradicionalmente de derechas. A nuestro lado se colocó el interventor, un señor del PP que nos contaba en todo momento lo que teníamos que hacer. Al otro lado se puso un apoderado del PSOE. En total había unos 8 apoderados del PP (que no dejaban de olisquear por todos los sitios), dos del PSOE (bastante pasotas), dos de Podemos (que estuvieron de pie todo el día y no se movieron de la sala), uno de IU (que se pasó el día leyendo un libro en una esquina) y uno de EQUO y otro de UPyD (que entraron y salieron a lo largo del día). El interventor del PP a eso de las 11 soltó: "luego en el recuento veréis que siempre hay gilipollas que votan a los partidos minoritarios". Después de eso sonó la carcajada del apoderado del PSOE. —Hay una papeleta con la cara de un tipo, así que imagínate —dijo. —Seguramente es el de Podemos —comenté yo. —Yo es que conozco a cuatro o cinco partidos —dijo el apoderado del PSOE—. Mira las cejas del de IU, le salen de las gafas. Qué raro es. Y estos partidos... ¿no se dan cuenta de que en la práctica no sirve de nada votarlos? —Yo no pienso votar —soltó el de Correos. —Me pregunto qué pasará con VOX —dijo el del PP. —No sé yo si Vidal Quadras le va bien a ese partido— comenté. —Bueno, ese chaval es que no vale —dijo el del PP. Yo murmuré "bueno, chaval chaval..." pero preferí no seguir. El interventor del PP continuaba aburriéndose mucho (a pesar de que era el único de todos los partidos que hacía algo: tomaba nota de los que votaban). —Si luego al contar nos falta uno o dos votos, oye, se cogen del Partido Antitaurino y a tomar por culo —dijo. Yo lo miré con cara de odio. —Es el Partido Animalista. Y tranquilo, caballero, que no van a faltar votos. Soy matemática. —Tú lo que eres es un poco seca, ¿no? —Será eso. —Y tú, chaval... ¿vives con tus padres? —preguntó al presidente. —Sí, todavía no puedo independizarme. —Claro, y la comida de tu madre, ¿eh? —Bueno, yo cocino en casa, me gusta. —Bah, eso es lo que decís ahora para haceros los interesantes. Pero donde se ponga la comida de una mujer, que se quite lo demás, ¿verdad Lola? —Mi hermano se fue de casa para estudiar a los 17 años. Como yo. Por eso los dos cocinamos y él no lo hace nada mal —contesté, esta vez sí, con cara de asco total. —Esa es la excepción, mujer. —Está usted muy Cañete, ¿lo sabía? —¿Cómo? ¿Por qué lo dices? Y al rato, cuando no había ni un alma en la sala, al verme con un libro soltó: —Cariño, ¿te aburres? —¿No ve que estoy leyendo? —Por eso. Minutos después el del PSOE, que estaba leyendo El País, me enseñó las fotos de un spa. —Lola, mira, anda que que no estaría bien estar ahí ahora, ¿eh? —me dijo. —Bueno, yo ahora debería estar poniendo un examen en casa, pero aquí andamos. —Pero es que mira qué hoteles, qué pasada. Por 180 euros la noche. —Ya. Yo es que suelo ir a otros sitios. Pagar 180 euros por una noche, no sé... —Yo porque ahora estoy en paro, que si no... —Yo es que soy de izquierdas —dije bajando de nuevo la cabeza a mi libro. —Y qué tendrá que ver una cosa con otra. Si lo puedes pagar... Al rato el interventor del PP, que llevaba mucho callado, soltó: —Lola, bonita... aquí no viene nadie. A ver si llegamos al 50%. Haz algo, ¿no? Que eres la única mujer de la mesa. Entonces resoplé, cerré el libro de golpe y dije en voz alta "que sean las ocho ya, por-fa-vor". Hasta se giraron los miembros de las otras mesas. Al abrir los sobres, la columna de Podemos empezó a subir. No llegué a abrir ni un solo voto a VOX. Un voto nulo decía "Putos políticos de mierda" y el interventor del PP le gritó "sinvergüenza" a la papeleta varias veces. Unas horas después salí a darles la enhorabuena a los chicos de Podemos, que me sonrieron llenos de alegría. Yo tampoco lo esperaba. Y no, el tipo de Correos no votó. |2014-05-26 | 13:23 | lolamentaciones | Este post | | Tweet
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Van diciendoMail-andololaberinto-arroba-gmail.comPapeles viejos
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