pescadillas con hambre
Miguel tiene 13 años. Repitió 3º de Primaria y ahora está en 1º de ESO. Es gitano, vive en La Cañada Real y apenas lee bien. La ruta que le debe llevar de su chabola al instituto la han cancelado y ahora tendría que recorrer cinco kilómetros a pie. Su padre, el patriarca, podría llevarle, pero no tiene tiempo para eso. Miguel tiene cosas que hacer en su casa, ya lee lo necesario como para seguir en el negocio familiar.
Nicolás tiene once hermanos. Repitió 4º de Primaria y está en 2º de ESO. Su madre se fue de casa cuando él tenía 3 años. Su padre vuelve de trabajar cada día a las nueve de la noche y él se pasa el día jugando en la calle. La Nintendo DS le mantiene entretenido cuando está en casa. Le han quedado 6 en esta evaluación pero su padre nunca ha ido a una tutoría ni nadie vigila nunca se hace o no los deberes. Raquel está en 4º de Diversificación. Ha repetido dos años y está obligada a aprobar este año para sacarse el título de ESO. Le han quedado los dos ámbitos, la Educación física y el Inglés, es decir, todo menos dibujo y religión, a pesar de ser el segundo año que da lo mismo. En su familia ya tiraron la toalla. Su hermana murió en un accidente de coche dos años antes y todo cambió desde ese momento. Alicia es alumna de integración. Tiene una discapacidad intelectual notable y lo que intentan sus profesores es que, a sus 16 años, no le engañen en la compra. Tiene una hermana con una discapacidad mucho mayor que necesita ser atendida en un centro especial, pero no hay plazas para ella. Sus padres adoptivos se encuentran en una situación económica y psicológica muy difícil y no saben cómo lidiar con todo lo que tienen encima. Los cuatro son perfiles de alumnos que conozco, aunque haya modificado nombres y algunos detalles. Ninguno de ellos irá al Bachillerato de Excelencia ni pasará con nota las pruebas CDI. Lo más probable es que no hagan ninguna carrera y seguramente tampoco ningún ciclo formativo. Pero forman parte de nuestro día a día, nuestro día a día como profesores pero también como ciudadanos. No se trata de capacidades ni esfuerzos, no es sólo trabajo e inteligencia: los alumnos son personas integradas en una familia particular, un entrono particular, unos amigos y una historia. Dentro de diez años, todo ellos serán adultos, buscarán trabajo, se enamorarán y tendrán hijos. Y esos hijos formarán parte de esta pescadilla enorme que se muerde la cola sin parar, sin darse cuenta de que se está alimentando de sí misma. |2011-12-28 | 12:33 | educacion | Este post | | Tweet
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Van diciendoMail-andololaberinto-arroba-gmail.comPapeles viejos
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