barbacoa, estaba claro...
Su saco de huesos se echó en el sofá como si fuera lo último que podían hacer antes del desplome final. El mando de la tele no ofrecía ningún futuro alentador más allá de un par de debates trágicamente poco interesantes y una película de las malas de verdad. Todavía saboreaba los tres trozos de melón casi insípido cuando sonó el teléfono:
-¿Sí? ¿Diga? -Hola papá... -..... ¿hijo? -Te quiero Y ya no le importaron las rastas, la caravana o haber dejado la carrera. Ni que no le hubiera dado un nieto. Ni los seis meses que llevaba sin saber nada de él. Ni su ausencia tras el accidente. Y volvió a hacer pajaritas de papel y a colgarlas de los marcos de las puertas pensando qué iba a prepararle de comer para el sábado. Barbacoa, estaba claro. |2008-07-04 | 12:03 | bajo llave | Este post | | Tweet
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