En realidad, la cometa costó 3 euros, de las más sencillitas, un trozo de tela y un hilo, pero la jodía se me escapó del dedo del pie y decidió vivir su vida, cruzando un lago enorme, ahí, sin caerse, la campeona... Todos pensábamos que iba a morir en el intento, pero no, sobrevivió y quedó parada por unos matorrales al otro lado del lago. Y fuimos a rescatarla. Sigue viva y coleando :)
Mi padre nos enseñaba a hacer cometas (barriletes, de todo tipo) usando cañas cortadas en cuatro a lo largo para hacerlas livianas y flexibles, con papel "de papel" e hilo encerado, que no eran estas modernas de plassticooo....y eran biodegradables. El arte era tanto saber hacerlas como saber volarlas.
En las primaveras hacíamos competencias...pero no éramos nada "santitos" los niños de antes: en la cola de la cometa, hecha de trapos viejos, atábamos una hojita de afeitar: el objetivo era cortar el hilo de la cometa de los mejores. Y más de uno sufrió daños leves o fuertes palizas...
Insisto, las cometas de antes tenían lo de las de ahora y más: el volarlas, pero el rito de hacerlas, que era secreto de familia, las hacía más apasionantes, ahora las venden en cualquier esquina....
jejeje, estos días aprovechando las condiciones climatólogicas también hemos jugado un poco con la cometa. Aunque la nuestra sufrió un pequeño incidente, cayó en unos matorrales pero eran zarzas y de dificil acceso...así que mi primo y yo, salimos con unos cuantos rasguños después del rescate.